Historia

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Desde los años 50

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La  historia de nuestro establecimiento es de tipo familiar y da comienzo en la década de  los años 50 y 60. En esa época, se sembraba  arroz en la zona del Senillar, Serradal, y toda la zona de la marjaleria, donde se  encuentra nuestro restaurante en la actualidad.

Los abuelos Vicente “El Perrico” y la abuela Vicenta “La Petrolina”,  fueron la primera generación que empezaron con el negocio.

El nombre de nuestro establecimiento viene de estos apodos que era una forma habitual de llamarse antiguamente.

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Ellos son los padres del actual propietario, Vicente. Los abuelos tenían una taberna donde ponían una caña larga con un trapo rojo, que anunciaba a la gente que estaba ya la taberna abierta durante la época de siega del arroz.

Vicente el hijo tenía que ir a las 7:00 de la mañana al Grao a por el hielo a la fábrica, pues no había luz ni neveras como actualmente. Así que para cuando viniesen los clientes estuviera la bebida fría, solo se vendía vino y gaseosas. De comida se preparaba alguna cazuela de lo que se recogía por la zona, unas anguilas, algún pato, o arroz, alubias, garbanzos, etc…

La gente venía a comer y a la reunión después del trabajo. Estaba abierto más o menos  la época de la siega del arroz.

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Después también, cuando terminaba el arroz hubo una época , que se sembraban melones y hortalizas, pues venían collas de Valencia y Xilxes a recoger los melones.

Luego ya en la década de los 70 y tras el fallecimiento de la abuela Vicenta, continuó con el negocio Vicente y su mujer Consuelo , que formaron la segunda generación , tenían que trabajar para la gente que venía de las obras cercanas y gente de paso. Ya para entonces se acercaba algún veraneante.

Como al principio no había teléfono había clientes que pasaban por su domicilio particular para encargar lo que querían para el fin de semana en el bar. Y donde poco a poco fueron ampliando el negocio, hasta la década de los 80 que se fueron incorporando al negocio la tercera generación formada por los hijos: Vicente, Félix y Chelo.

Al cabo de unos pocos años se incorporó en nuestras cocinas Ana, la mujer de Félix.

Al principio, en el restaurante estaba la típica parra fuera que era muy fresca para el verano, luego dio paso a una cristalera en la terraza, y se fueron ampliando todas las zonas de servicio y de cocina, de aparcamiento para adaptarnos a los nuevos tiempos y para dar un mejor servicio a nuestros clientes.

Espero que les guste el resumen de nuestra historia.

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